La Noche en Blanco fue una noche mágica. Como dijo nuestra compañera Montse, el embrujo de esta hermosa alhóndiga, mercado Nazarí del siglo XIV, tiene impreso en sus piedras el espíritu de las gentes que ocuparon este lugar y que siguen transmitiéndonos su sabiduría y su arte. No olvidemos que la poesía y la música eran parte importante de sus vidas, por eso este lugar es tan especial como lo es la Granada Mora y Cristiana.
Subir al escenario nos sumió en esa magia y, gracias a nuestra carismática directora Victoria, que con su trabajo y paciencia supo dirigirnos con maestría, nos sentimos arropados por ese público atento y emocionado. Como en Fuenteovejuna, todos a una.
Cantamos con el corazón y con el alma. La presentación y la poesía de nuestros compañeros: Juan Ignacio, Salvador, Eva y Carmen supieron emocionar al público. ¡Qué suerte la nuestra de poder contar con ell! Eso engrandece el coro sin lugar a duda.
Qué decir de nuestra pianista, las notas del piano brotaban poniendo un punto de armonía a nuestro canto. Para nosotros, otro privilegio. ¡Gracias Mariló!
Y sí, compañeros, creo que lo dimos todo. Fue emocionante y bonito.
No quiero terminar sin hacer una mención a David, capturando para nosotros estos momentos vividos para que luego los podamos disfrutar y compartir con otras personas en las redes sociales.
Y no podemos olvidar a la gran fotógrafa Mayte Martínez Caro que nos ha regalado documentos gráficos para no olvidar jamás nuestra actuación en la Noche en Blanco.
Noche mágica, sí.
Debemos seguir con ilusión, aspirar a ser mejores cada día con ayuda de nuestro trabajo y los ensayos cada semana. En este aspecto es fundamental el trabajo de Victoria, reconduciéndonos en nuestro camino musical.
Y como leí una vez una definición de la música que me gusto mucho: “La Música es el arte de organizar, sensible y coherentemente, sonidos, silencios y emociones.”
Y eso lo hicimos con creces la otra noche en el Corral del Carbón.
Escrito de Mary Carreras, soprano.
Fotografía: © Mayte Martínez Caro